Y asi, el se crio conmigo, pasamos una parte de la niñez, la adolescencia y un poco mas allá. El pensamiento de que yo nunca seria suficiente empezo a teñir mis momentos mas bonitos con una sombra de frustración y autocrítica.

Pero por alguna razón, desde que tenia cinco o seis años, siempre tuve una idea muy clara; ser actriz, aquella idea fue mi faro, la luz al final del tunel.

Cuando tenia ya dieciseis años, mi madre decidio repentinamente preguntarme que haria finalmente para seguir mi pasion por la actuación, yo sin tener ninguna expectativa le dije que miraria escuelas, cuando encontré una que me llamo la atencion decidi probar.

Realmente no estaba preparada para lo que vivi, experimente por primera vez lo que era vivir con un proposito, el teatro me abrio al mundo y tambien abrio un nuevo mundo para mi.

Asi empece lo que fue un viaje de autodescubrimiento, explore muchas areas de las artes, danza, acrobacias, canto y finalmente modelaje.
l modelaje fue, sin duda, el mayor reto. Después de tantos años lidiando con una distorsión de mi propia imagen, me resultaba difícil creer que yo también podía ser bella. Pero algo en mi interior, algo profundo, me pedía intentarlo. Y fue entonces cuando descubrí otra parte de mí que necesitaba ser integrada: el amor hacia mi propia belleza, el amor hacia la creación que soy, el amor hacia mí misma.

Hoy, puedo decir que el arte no solo me permitió descubrir mi propósito, sino que también me ayudó a sanar. A través de cada disciplina, encontré fragmentos de mi ser que desconocía, y poco a poco, reconstruí mi autoconcepto, creando la seguridad y confianza que necesitaba para abrazar mi propia historia, mi propia belleza, y mi propio valor.